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¿Cómo funciona la terapia Cognitiva Conductual?

En la década que ha transcurrido desde que Aaron T. Beck y sus colegas publicaron el ahora clásico Cognitive Therapy of Depression (1979), la terapia cognitiva se ha desarrollado de una manera casi exponencial. Partiendo de los tratamientos primitivos de la depresión, el modelo progresó y se aplicó a todos los síndromes que se ven comúnmente en la clínica, entre ellos los trastornos por ansiedad o por angustia, y los trastornos alimentarios. Los estudios de resultados han demostrado la eficacia de este modelo con una amplia gama de trastornos clínicos. Además de su aplicación con modificaciones a prácticamente todas las poblaciones clínicas, la terapia cognitiva ha tratado casos de todas las edades (niños, adolescentes, pacientes geriátricos) y ha sido utilizada en diversas circunstancias y modalidades terapéuticas (en régimen ambulatorio o de internación, con parejas, grupos y familias).

Prefacio. En Beck, A. & Freeman, A. Terapia cognitiva de los trastornos de la personalidad


La terapia cognitiva fue fundada a partir de un hallazgo empírico inesperado que llevó a la investigación de nuevas hipótesis. Aaron T. Beck, un psiquiatra con formación psicoanalítica, inició a partir de ello una nueva línea de investigación clínica, que derivó en el desarrollo de un sistema de psicoterapia (la terapia cognitiva) que siempre habría de respetar la interacción entre el arte clínico y la ciencia. Así, la terapia cognitiva ha seguido a los datos empíricos, creciendo de forma significativa y dramática desde su concepción en los 60 (…). Hoy, la terapia cognitiva se ha expandido basándose en la fortaleza de generaciones sucesivas de pensadores clínicos, terapeutas e investigadores (…) Uno de los desarrollos más importantes en el campo de la terapia cognitiva ha sido su aplicación en diversas culturas (…) La terapia cognitiva se practica con un lenguaje universal compuesto por esperanza, búsqueda de objetividad, respecto por los pacientes y por su contexto social, y crecimiento personal (…) Entre los teóricos y los investigadores, conceptos tales como mindfulness, aceptación y compromiso, centrado en el esquema, narrativa, psicología positiva, y proceso interpersonal han enriquecido el campo de la terapia cognitiva. El respeto por el dato empírico permite que estos enfoques aparentemente dispares se influyan uno al otro bajo el amplio paraguas de la terapia cognitiva (…) Esta forma de psicoterapia puede parecer engañosamente sencilla cuando es conducida en forma competente por el terapeuta (…) La buena terapia cognitiva provee al paciente algún grado de educación. Los pacientes no solo se sienten bien como resultado de una sesión de terapia cognitiva, también aprenden algo útil, y luego lo practican como tarea entre sesiones. El paciente recuerda los nuevos conceptos y habilidades adquiridas en la terapia y esto le permite maximizar sus chances de mantener los logros terapéuticos en el largo plazo. En efecto, el mantenimiento de la mejoría clínica es la marca en el orillo de la buena terapia cognitiva.

Newman, C. F. (2008) Prólogo. En Keegan, E. Escritos de Psicoterapia Cognitiva. Buenos Aires, Eudeba


Etapas del tratamiento

La teoría cognitiva sugiere que cualquier influencia sobre la cognición debería ser seguida de un cambio en el ánimo y en la conducta. La terapia cognitiva es un tratamiento que produce estos cambios centrándose particularmente en la modificación de la cognición. La teoría también sugiere que el cambio puede producirse incidiendo sobre la emoción o la conducta (…) Los tratamientos cognitivos se basan en teorías específicas para cada trastorno, definido a criterios DSM (…) En términos generales, todo tratamiento se comprende de una fase diagnostica seguida de un trabajo psicoeducativo que continúa durante todo el tratamiento. El paciente recibe información sobre el trastorno que padece y sobre el tratamiento que se le ofrece (…) (…) se inicia tratamiento propiamente dicho ayudando al paciente a identificar y a monitorear sus pensamientos automáticos. Una vez logrado esto, se le pide al paciente que registre los cambios anímicos que acompañan la aparición de esos pensamientos automáticos (…) El siguiente paso consiste en debatir la razonabilidad y utilidad de los pensamientos automáticos (…) Este paso debe ser seguido por la generación de un pensamiento alternativo (…) El último paso se consagra en modificar las creencias centrales del paciente que (…) suelen ser implícitas.

Keegan, E. (2008). La terapia cognitiva. En Escritos de Psicoterapia Cognitiva. Buenos Aires, Eudeba


Mindfulness o atención plena

La atención plena o “mindfulness” es la traducción al castellano o al inglés de la palabra “Sati” en pali, la lengua, hoy extinguida, en la que están recogidos los textos budistas (…) La atención plena tiene que ver con la calidad de conciencia con la que vivimos nuestras vidas. Podemos vivir con “piloto automático” o podemos vivir con atención plena. La diferencia está en la forma en la que estamos presentes en nuestra experiencia (…) Durante las últimas décadas, la atención plena (mindfulness) ha sido introducida en numerosos programas de mejora de la salud y también en tratamientos psicológicos para hacer frente a diversos trastornos mentales (ansiedad, depresión, estrés, etc.) (…) (…) La atención plena (mindfulness) representa la situación mínima y necesaria para la auto-observación terapéutica; es decir, para desarrollar el “yo observador” y facilitar el conocimiento de uno/a mismo/a a través de la comprensión de la propia experiencia (…) La definición de mindfulness o atención plena más utilizada en el campo de los tratamientos psicológicos es la de Kabat Zinn (1990, 2003) que la define como la conciencia que surge de prestar atención, de forma intencional, a la experiencia tal y como es en el momento presente, sin juzgarla, sin evaluarla y sin reaccionar a ella. Además, la práctica de la atención plena supone, asimismo, dirigir la atención al momento presente que estamos viviendo, con una actitud de compasión, interés, apertura y amabilidad (…) La atención plena se mantiene en contacto con lo que ocurre en el presente. Ocurre en el aquí y ahora. Pero, como ya indicamos antes, la habilidad de estar en el presente requiere una actitud receptiva. Hacer un hueco entre el pasado y el futuro. Quedarse libre de preocupaciones y de anticipaciones. Requiere atención a lo que nos pasa y está pasando, para mirar y formular la intención de ver.

Miró, M. T. (2006). La atención plena (mindfulness) como intervención clínica para aliviar el sufrimiento y mejorar la convivencia. En Revista de Psicoterapia, 2, 17. Barcelona, España

Tratamiento: Testimonio
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